23 febrero, 2007

¿Una tacita de té?Sí, y si es verde, mejor que mejor

Muchos de los que me conocéis sabéis que me gusta el té y que el café rara vez lo pruebo. Aparte de que el beber café no me va mucho, alguna que otra vez me ha sentado mal, aunque curiosamente me encantan en bombones ,tartas, helados....
Pero bueno, a lo que iba, me he estado informando acerca de un tipo de té que llevo un tiempo tomando: el té verde. La verdad es que he probado muchos y mejores que éste, sobretodo por su sabor amargo.
Pues resulta que el té verde es muyy bueno y completo;
  • Contiene propiedades antioxidantes, anticancerígenas e incluso antibióticas.
  • El té verde también puede ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas y del hígado.
  • Disminuye el colesterol, fluidifica la sangre, previene de infartos o anginas de pecho.
  • También es diurético, por lo que es utilizado en tratamientos contra la obesidad y disminuye los niveles de azúcar en sangre.
  • Ayuda a frenar el envejecimiento y el avance de algunas enfermedades degenerativas.
  • Antimigraña, alivia los dolores de cabeza al constreñir los vasos sanguíneos pericraneales.
  • Contrarresta los síntomas de un ataque de asma, por su actividad broncodilatadora.
  • También pueden ayudar a broncearse y a proteger la piel contra el daño provocado por el sol. Incluso también para evitar caries, halitosis, para quitarse las canas (oscurece el pelo), para ojos cansados, conjuntivitis, ojeras...claro está, de uso externo.
La única cosa es que contiene cafeína, pero en menor cantidad que el café o el té negro.
En China, se lleva utilizado desde hace casi 3.000 años, no sólo por sus propiedades estimulantes, sino porque ayuda a prevenir y mejorar numerosas dolencias.
En fin, que esto parece el tónico milagroso. Pero oye, si algo te gusta y encima tiene todas estas cualidades...

Más información:
botanical
Innatia

Etiquetas:

18 febrero, 2007

Mi retrato

Autor: akira
Me encanta :D

Etiquetas:

15 febrero, 2007

Garfield, que grande





Éste sí que es Garlfield y no el de la película :P
Aquí podéis ver todo sobre Garfield: su historia, tiras clásicas, una tira diaria, postales...

Etiquetas:

13 febrero, 2007

Y mañana, San Valentín. Sálvese quien pueda

Hoy he hecho mi primera presentación en inglés y la primera vez que expongo algo en inglés...bufff. Bueno, al final no ha ido tan mal y a mis compañeros hasta les ha gustado. Y ¿de qué iba el tema? Pues de uno de mis temas favoritos (lease con recochineo) San Valentín, o en este caso Valentine's day, que se pronuncia 'valantains' sí, como la bebida.
Casi me muero del asco buscando información sobre tal día, y todo lo que encontraba eran corazoncitos, rosa, rosas rosas...más rosa, rojo, cupidos....Pero bueno, oye, que me he documentado, así que os voy a transmitir mis conocimientos adquiridos :P
Resulta que tal día, viene de las peleas que en su día tenían paganos y cristianos. Los paganos tenían un día, llamado Lupercalia, en el que ponían papelitos de nombres de mujeres en un jarrón. Los chicos iban sacando un papelito cada uno y con la que le tocaba estaba hasta el siguiente Lupercalia. Una manera de arrejuntarse. Ese día lo celebraban el 15 de febrero. Casi, casi.
El caso es que, en realidad, no se sabe muy bien de dónde viene el día de San Valentín. La Iglesia católica reconoce al menos tres Valentines diferentes. Uno de ellos era un cura de la época del emperador Claudius II en Roma. Este emperador pensó: A ver...los hombres que no tienen ningún tipo de compromiso, de mujer ni de familia, son mejores soldados. Así que voy a prohibir los matrimonios entre jóvenes, ale. Y claro, a nuestro Valentín no le supo bien, pasó de la prohibición y siguió realizando casamientos, eso sí, en secreto. Pero le pillaron. Y se le cargaron.
Los otros dos, para no extenderme mucho, diré, que fueron ejecutados por los romanos por ser cristianos.
¿Pero cómo ha llegado a lo que es hoy? Ya, en 1980, la industria de diamantes empezó a promover este día para regalar diamantes. (Qué cucos). En España, a mediados del siglo XX, se introdujo el día de San Valentín con la razón de estimular las compras de regalos. Y en Japón, también por el siglo XX, la compañía de chocolates Morozoff impulsó el día de san Valentín.
Y mucho ojo con los japos, por que no solo tienen un día para celebrarlo. No. Tienen dos. Uno el 14 de febrero y el otro el 14 de marzo. En el primero, son la mujeres las que tienen que hacer regalos a los novios, esposos, jefes y amigos. Y ese regalo, es chocolate....(he dicho que lo impulsó una empresa de chocolate verdad??) Y los hombres, nada de nada. Solo reciben. Luego el 14 de marzo, son los hombres los que regalan chocolate a las mujeres, pero solo a sus novias o esposas, nada de amigas, jefas....ejem, ejem. En fin.
En Korea, no tienen dos días para celebrar San Valentín. No. Tienen 3!! Aparte de los mismo que en Japón, tienen un día más: el 14 de abril, en el que los chicos y chicas que no tienen pareja se juntan y comen tallarines negros. Qué cosas.
Aunque para cosas raras la de los ingleses. Éstos creen que si una mujer ve a un petirrojo volando sobre su cabeza en el día de san valentín se casará con un marinero; si es un gorrión, se casará con un pobre, eso sí, será muy feliz; y si ve a un jilguero, se casará con un millonario. (A la caza del jilguero!!!:P)

En fin, novios y novias, parejas de hecho, amigos con derecho a roce...si necesitáis un día establecido por el comercio para demostrar lo que sientes y el cariño que le tienes a tu respectivo.........mmmm
Eso se demuestra cada día, o porque te apetece, o porque la otra persona ha tenido un mal día y quieres animarla o, simplemente, porque hoy es san queremos.

Etiquetas: ,

01 febrero, 2007

Carnaval de blogs

"Mi novia se escribe desde hace años con un chico argentino. Empezó a cartearse cuando estaba en el instituto, por carta, y sigue ahora, por e-mail. Se llevan escribiendo dos veces al mes desde hace ya cinco años, mucho antes de que la conociera. Le aprecia mucho y me ha hablado mucho de él, sé que es profesor de universidad, que hace deporte, que mide 1.8 y es guapo y simpático. Hace un par de semanas vino toda contenta con su mail impreso y me dijo: "Adivina. Viene a vivir aquí". Se me cayó el mundo encima. Lo he hablado con ella y me ha tranquilizado un poco, dice que me quiere a mi. Mañana vamos a ir a buscarle al aeropuerto"

Ella estaba nerviosa e impaciente. Comprobaba el reloj una y otra vez asegurándose de que la hora del vuelo era la que él mencionó. Yo en cambio tenía un mal presentimiento y no me gustaba mucho esta situación, pero debía confiar en ella y apoyarla cuanto pudiese.

Se dieron un gran abrazo al encontrarse mientras yo miraba con una sonrisa un tanto forzada. En seguida se pusieron a hablar, a decir el tiempo que habían esperado ese momento. Por fin llegó el momento de la presentación. Nos dimos un fuerte apretón de manos y quise ser amable e interesarme por él. Sin embargo, volví a sentirme en segundo plano al ver cómo retomaban de nuevo la conversación los dos. El mal presentimiento cada vez se iba haciendo más fuerte añadiendo mi evidente incomodidad.

Le llevamos a casa y ellos acordaron verse al día siguiente.

Ella estaba eufórica, no paraba de hablar de cómo era, de ese fabuloso acento argentino tan fascinante y seductor, de lo bien que se lo iban a pasar. Organizó mentalmente su semana para poder coincidir con él a tomar un café. La recordé ciertos planes que habíamos hecho para esa semana y empezó a cambiar su tono de voz, llamándome egoista entre otras cosas. Me contuve. No era el mejor momento para discutir y no iba a solucionar nada, todo lo contrario.

La semana siguiente fue como me imaginaba. Quedaba con él casi a diario, le acompañaba a escoger ciertos muebles para su nuevo piso, le enseñaba la ciudad. Y como era también de preveer anuló los planes que tenía conmigo.

Llegó el fin de semana y conseguí verla y me contó todo lo que había hecho con él. Yo no pude contenerme y la dije que no me parecía nada bien cómo me estaba tratando y que le veía más a él que a mí. Ella quiso hacerme entender que él era una persona muy importante para ella y que hacía mucho que quería hablar con él en vez de por correo y me tachó de celoso. Quise ser comprensivo y acabé pidiendo perdón.

Pasaron dos semanas y no hubo mucha diferencia a la anterior. Cada vez estaba más nervioso, más ausente en el trabajo, más inquieto. No sabía muy bien qué era lo que debía de hacer. Cómo solucionar este panorama.

El viernes quedé con ella. Sin embargo me llamó por teléfono a mediodía para decirme que la era imposible quedar porque tenía que trabajar. Hasta entonces nunca se había quedado para trabajar un viernes por la tarde. Por lo que esa tarde me quedé en casa viendo la tele.

Pensé en llamarla, en que la gustaría oírme entre tanto trabajo. Lo hice. Pero tenía el móvil apagado. Más raro aún. Nunca apagaba el móvil en el trabajo. Muchas veces la llamaba o la mandaba mensajes. Sabía que la gustaba.

Me acordé que me dijo que su amigo argentino iba a estar en casa colocando unos muebles que le iban a llegar y pensé en ir a verle. No sabía muy bien porqué. Una sospecha que no quería creer me golpeaba en la cabeza.

Llegué y llamé a su puerta. No se oía nada. No contestaba. Empecé a enfurecerme y a verlo todo claro. A sentirme un estúpido por taparme los ojos ante algo tan evidente. Aporreé la puerta de rabia y me senté en la escalera del pasillo, tapándome la cara, intentando calmarme.

“¿Un mal día?” Dirigí la vista hacia dónde salía esa voz. Una mujer estaba al lado mío. Estaba como en un sueño. No sabía si lo que estaba viviendo era realidad o sueño. Mi mente estaba al límite y era incapaz de razonar. De repente me ví diciendo “¿Tomamos una copa?” Nos fuimos a varios bares. La conté mis problemas. Yo bebí unas cuantas copas, ella menos que yo. Nos fuimos a mi piso. No estaba borracho, pero tenía una sensación extraña. Sólo actuaba mi instinto y me veía a mi mismo como un espectador. Nos besamos, nos bañamos en mi jacuzzi y nos fuimos a mi dormitorio.

Al día siguiente me desperté y ella no estaba. No sabía ni su nombre, seguramente me lo dijo, pero no conseguía acordarme. Me vestí y me dispuse a comprar algo para comer. Cogí la cartera y comprobé el dinero que tenía. Nada. Me asusté. La chica me ha había robado. De repente me entró más el pánico. Fuí corriendo a mi caja fuerte. La abrí. Estaba vacía. Cuantas veces me había dicho mi novia que usase una caja fuerte, que dejase parte en casa y la otra en el banco, que al tener el dinero que tenía era mucho mejor así. ¿Por qué la hice caso?

El teléfono sonó. Era mi novia. Me pedía perdón por lo de anoche y que vió que la había llamado pero la obligaron a desconectar el móvil porque estaba en una reunión. Me dijo que estaban de camino y que sentía todos estos días, que me había dejado aparte y que me lo iba a recompensar con creces.

Me sentí peor. Había engañado a mi novia, me habían robado y venían de camino ella y el argentino.

Sonó el timbre. Abrí. Ella me dio un beso y él me saludó. Había alguien detrás de él. Era la mujer de la noche anterior, era la ladrona. “Mira, te presento a mi hermana. Vino ayer”, dijo el argentino. ¿Cómo no me dí cuenta de su acento? Ella me miraba con una sonrisa cínica, como retándome a que dijera lo que ocurrió, a que confesara a mi novia que me había acostado con esa mujer, con la hermana de su querido amigo y que me había robado. Era el colmo. Mientras pensaba todo eso, él contaba que anoche un loco empezó a aporrear la puerta mientras él estaba intentado dormir un rato después de la paliza que se dio en colocar los muebles.

Me empecé a sentir mal. Veía borroso. Estaba saturado. No podía más. Tantos nervios, tantos pensamientos, tantos temores, tantos errores. Les pedí que se marcharan. Tenía que aclarar, que asumir todo lo que había pasado.

A los dos días vino mi novia a casa. Su cara no avecinaba nada bueno. De repente me dio un tortazo diciendo que cómo había sido capaz. Me contó que la hermana “ladrona” había ido a ella y entre sollozos la dijo que la noche anterior a conocernos se había acostado conmigo. Y que si ella hubiera sabido quién era no lo habría hecho. Empezó a llorar. Yo quise contarla todo, pero según iba hablando iba empeorando las cosas. La dije que me había robado. No me creyó diciéndome que si así fuera me lo merecía. Se marchó con un adiós para siempre.

Estaba destrozado. Lo había perdido todo en cuestión de semanas. Estuve días sin salir de casa.

Un día el móvil sonó. Era un amigo. Me dijo que ya había llegado de vacaciones y que el sábado por la mañana pasó por mi calle con el coche y que vió a mi novia en mi portal, que salió una chica de mi piso con una bolsa y que se metieron las dos en el coche de un tío.

Colgué. Me engañaron.