Un año de descubrimientos

El año comenzó con un final. Con una decisión muy importante que sabía que me cambiaría la vida, que pensé mucho antes de tomar la decisión y que pensé que debía de tomar. A la larga fuí comprendiendo que fué lo mejor que pude hacer aunque seguía bastante perdida. Comprendí quienes eran mis verdaderos amigos. Descubrí en quién confiar sin duda alguna. Descubrí que con problemas en la cabeza era capaz de aprobar exámenes y que estudiar el manual de conducir era un auténtico coñazo. Descubrí un nuevo país durante 4 días: Portugal que marcó un antes y un después. Hubo un comienzo inesperado que poco a poco fue tomando forma y descubrí la ilusión. Descubrí que podía aprobar cálculo a la primera, con ayuda de la academia y de la virgen. Y que el manual de conducir seguía siendo un coñazo. Descubrí un cumpleaños diferente, un verano en valladolid y que autómatas es chungo de sacar. Descubrí un año sin ir a clases y que al final, el examen de conducir era una tontería. Descubrí lo que es tener una silla de ruedas en casa y de lo fuerte que se puede llegar a ser, emocionalmente hablando. Descubrí lo que se siente al estar en un concierto en Madrid con un montón de gente, lo que es Madrid y que la nevera de ángel no nos quiere. Descubrí Salamanca y la cultura japonesa. Descubrí el estar agusto con alguien y que el reloj va más deprisa cuando mejor se está. Descubrí lo que es conducir un coche y que muchos profesores de la autoescuelas son unos amargados y temerarios.

Todo un año de descubrimientos, un año que empezó mal y que fue a mejor, a mucho mejor. Sólo os puedo decir, que si hay alguna decisión difícil de tomar, si uno sabe que su vida no está bien, que tome esa decisión, porque es de la manera en la que tu vida cambiará, no se sabe si a mejor o a peor, pero lo que es seguro es que el cambio es necesario. Yo he tenido suerte, y es lo mejor que me ha pasado.