Hola holita vecinitos!!
Lo bueno que tiene el vivir en un pueblo, en una casa pegando una única pared con la de tus vecinos que son de Madrid y que vienen de tanto en cuanto es que vives a tu aire, sin ruidos ni na. Lo malo es que cuando vienen, vienen ciento y la madre y que uno de ellos o varios son fans de bricomanía. Es decir, érase un hombre a un taladro pegado. Y érase otro a un martillo pegado.
Y lo malo también es que la pared que nos une es como papel de fumar, se oye de todo. Con deciros que no me dejan dormir los ronquidos del vecino...
Con lo cual, siempre se cumple alguna de estas reglas o varias a la vez:
- Si un sábado sales hasta las mil el hombre-taladro empezará a funcionar a las 9 de la mañana y su intensidad será directamente proporcional a lo que hayas bebido la noche anterior.
- Da igual a la hora que te eches la siesta, el hombre-martillo estará esperándote.
- Siempre que sean épocas de examen, el hombre-taladro y el hombre-martillo se pondrán de acuerdo durante todo lo que dure la preparación de ese examen tan importante.
- Si es verano y tienes que estudiar con la ventana abierta, todos saldrán al patio para que puedas escucharles mucho mejor. Si cierras la ventana, aparte de asarte, lo detectarán y entrarán. Y si notan que de vez en cuando abres y cierras se redistribuirán en el interior de la casa y en el patio.
Y lo peor de todo: - Siempre que tengas que hacer tú obras, ellos no estarán.
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